LO QUE HA SUCEDIDO
Si tenemos unos estamentos públicos que se han preocupado bastante menos de regular el mercado que de intervenir en operaciones de amiguismo personal, favoreciendo movimientos corporativos, en lugar de potenciar el crecimiento orgánico de las empresas. Como ha quedado demostrado en el intento de desembarco en BBVA, o la OPA. de Endesa, o el préstamo para la compra del 20% de Repsol, sin necesidad de dar nombres.
Si tenemos unas Comunidades Autónomas que se han preocupado más por conseguir poder autonómico y financiación que en buscar un desarrollo sostenible.
Si tenemos unas Corporaciones Municipales que se han encontrado con el tesoro de Alí Baba al alcance de su mano, con solo poner la firma en un papel, con presupuestos aprobados, donde el peso de los ingresos, obedecía principalmente a que la construcción tirara del carro.
Si tenemos un ICO al que le drenan, los ya escasos fondos que tiene disponibles, para operaciones transaccionales de operaciones corporativas de determinadas empresas.
Si tenemos un Banco de España que, aunque ha exigido el cumplimiento de la normativa relativa a la cobertura de riesgos por insolvencia, no ha sabido inculcar la prudencia necesaria para evitar el gran endeudamiento de la unidad familiar
Si tenemos una CNMV. que en su función de vigilancia y control ha demostrado su ineficacia en algunas ocasiones, con un gran quebranto al colectivo de inversores y gran trascendencia mediática
Si tenemos unas entidades de crédito que presumían anualmente del gran crecimiento de sus beneficios, expuestos a bombo y platillo y se regocijaban, esta vez sin trascendencia mediática, de las suculentas remuneraciones percibidas, importándoles bien poco lo que les podía pasar a los prestatarios, a los que casi habían forzado a la obtención del crédito y con una solvencia más que dudosa o lo que les podía pasar a los inversores, a quienes les habían canalizado sus inversiones, en productos de “alta rentabilidad”, pero para ellos, por las comisiones de intermediación percibidas.
Si tenemos unos promotores inmobiliarios que tras resurgir de las cenizas de la anterior crisis, iniciada a mediados de los noventa, han encontrado el ofrecimiento de la Corporación Municipal de turno, el apoyo incondicional de las entidades de crédito, la connivencia del Gobierno y al particular ávido de comprar una vivienda y que se pone a construir mas viviendas, de las que puede absorber el mercado
Si tenemos unos particulares que podemos llamar Juan Español que de la noche a la mañana lo hicieron “Rey por un día”, poniéndole la alfombra roja al entrar en las oficinas lujosas de las inmobiliarias y de los despachos de los directores de las entidades de crédito, para solicitar su crédito, con el que iba a comprar una vivienda que cada vez iba a valer más y él cada vez a hacerse más, rico no importando el altísimo endeudamiento que estaba asumiendo.
Si tenemos un tejido industrial cada vez más obsoleto, escasamente productivo y con una competencia que lo bloquea en el exterior.
Lo más probable es que, ante las turbulencias económicas aparecidas que abocan a los Estados hacia una recesión generalizada o más bien una depresión que puede provocar una crisis social de incalculables consecuencias, “pillen” a nuestra Nación en una posición más desfavorable que el resto de países y de donde nos cueste mas tiempo salir, debido a que:
Con la negación reiterada de la degradación de la situación económica no se han estructurado las medidas para paliarla, tomándolas luego precipitadamente y tarde.
La falta de actividad económica, ha mermado notablemente la capacidad recaudatoria de todos los estamentos públicos y por ende poder disponer de los fondos necesarios para atender necesidades sociales y económicas debiendo recurrir a la emisión de Deuda Pública de la que tendrá que pagar un CDS (seguro de riesgo) más elevado debido al crecimiento del déficit público.
Referente a las Corporaciones Municipales que Dios nos pille confesados, sin la fuente de ingresos procedente del Impuesto sobre la construcción, preparémonos para el IBI que viene y el incremento de las tasas por prestación de servicios.
Las entidades de crédito han empezado a sufrir la escasa solvencia de las operaciones concedidos, traduciéndose en una elevada morosidad, tanto de particulares como de empresas, principalmente promotoras, con lo que las dotaciones mermaran considerablemente la cuenta de resultado. No obstante para paliar esta sangría, llegan a acuerdos con las inmobiliarias, aceptando viviendas en pago de deuda, volvemos otra vez a los años 90, la historia se repite, como también se repetirá la historia en la reclamación de la deuda morosa de los sufridos compradores de viviendas, a los que tras la adjudicación de la garantía en tercera subasta, continuaran reclamándoles deuda impagada, porque el importe de adjudicación es inferior al montante de la deuda. Moraleja manda un primo a la subasta para que haga subir la puja porque como se puede ver, hay distintas varas de medir para ofrecer soluciones.
Asimismo, como la captación de depósitos de pasivo dejó de ser prioritaria, olvidando el negocio tradicional de la banca y encuentran problemas de financiación exterior debido a la desconfianza en el mercado interbancario y a que nadie compra su deuda emitida, no disponen de tesorería para la concesión de préstamos y si lo tienen, ahora las operaciones las miran con la rigurosidad que antes no hicieron y no los conceden tampoco.
Las sociedades inmobiliarias, con una construcción de unas 800 mil viviendas al año hasta 2007, han empezado a notar la paralización del crédito, no hay compradores y con un riesgo muy superior a los 25 mil millones, no pueden hacer frente al pago de los préstamos, entrando en una morosidad superior a los 5 mil millones y como consecuencia, se está produciendo concursos de acreedores en cadena que dejan sin trabajo a miles de trabajadores, no así sus propietarios que aunque pierden su estatus en la revista FORBES, continúan con una vida “bastante” desahogada.
Las industrias que siempre han sido las hermanitas pobres de todo el tejido productivo, se encuentran que no obtienen financiación para su circulante que es como la sangre para el cuerpo humano y además la demanda cae notablemente con lo que la inflación se modera, pero acercándose peligrosamente hacia la deflación. En esta situación se producen los ERES, los despidos masivos y los cierres de las empresas.
Mientras tanto que sucede con los Juan Español, han visto como paulatinamente han subido los tipos de interés de sus préstamos, hasta sumar una cuota de amortización insoportable de asumir, ¿quién le había advertido que esto pudiera ocurrir?. Pero no paran aquí sus desgracias, desaparecen las horas extras, se quedan en el paro y los ingresos disminuyen notablemente, evidentemente dejan de atender las amortizaciones de su alto endeudamiento (hipotecario y personal). Las consecuencias son nefastas, ejecuciones de préstamos, subastas, pérdidas de esas viviendas que antaño los hacía cada vez más ricos y quebrantos por las cantidades entregadas, tanto a bancos como a promotoras, con las que llegado el momento de formalizar el contrato de compra no lo pueden hacer por no obtener financiación y se van a quedar con una buena parte de lo entregado a cuenta. Ahora es cuando llueve de verdad y les quitan el paraguas. Pero no solo se perjudica al cliente de activo, también al de pasivo al invertir en fondos SIV, SICAV. ,Fondos de Pensiones, etc. que ven como el valor de sus participaciones se esfuma, perdiendo ese complemento a la pensión de la que tanto se recomendaba, quizás los mas jóvenes vean resurgir de nuevo sus derechos consolidados pero ¿y los que la jubilación la tienen a la vuelta de la esquina?.
Ni que decir tiene que el consumo se retrae, no solo por quienes no pueden permitírselo sino también por aquellos que están viendo las barbas de su vecino afeitar y prefieren ahorrar antes que consumir, cuando en este momento para salvar la economía se requiere lo contrario.
Si tenemos unas Comunidades Autónomas que se han preocupado más por conseguir poder autonómico y financiación que en buscar un desarrollo sostenible.
Si tenemos unas Corporaciones Municipales que se han encontrado con el tesoro de Alí Baba al alcance de su mano, con solo poner la firma en un papel, con presupuestos aprobados, donde el peso de los ingresos, obedecía principalmente a que la construcción tirara del carro.
Si tenemos un ICO al que le drenan, los ya escasos fondos que tiene disponibles, para operaciones transaccionales de operaciones corporativas de determinadas empresas.
Si tenemos un Banco de España que, aunque ha exigido el cumplimiento de la normativa relativa a la cobertura de riesgos por insolvencia, no ha sabido inculcar la prudencia necesaria para evitar el gran endeudamiento de la unidad familiar
Si tenemos una CNMV. que en su función de vigilancia y control ha demostrado su ineficacia en algunas ocasiones, con un gran quebranto al colectivo de inversores y gran trascendencia mediática
Si tenemos unas entidades de crédito que presumían anualmente del gran crecimiento de sus beneficios, expuestos a bombo y platillo y se regocijaban, esta vez sin trascendencia mediática, de las suculentas remuneraciones percibidas, importándoles bien poco lo que les podía pasar a los prestatarios, a los que casi habían forzado a la obtención del crédito y con una solvencia más que dudosa o lo que les podía pasar a los inversores, a quienes les habían canalizado sus inversiones, en productos de “alta rentabilidad”, pero para ellos, por las comisiones de intermediación percibidas.
Si tenemos unos promotores inmobiliarios que tras resurgir de las cenizas de la anterior crisis, iniciada a mediados de los noventa, han encontrado el ofrecimiento de la Corporación Municipal de turno, el apoyo incondicional de las entidades de crédito, la connivencia del Gobierno y al particular ávido de comprar una vivienda y que se pone a construir mas viviendas, de las que puede absorber el mercado
Si tenemos unos particulares que podemos llamar Juan Español que de la noche a la mañana lo hicieron “Rey por un día”, poniéndole la alfombra roja al entrar en las oficinas lujosas de las inmobiliarias y de los despachos de los directores de las entidades de crédito, para solicitar su crédito, con el que iba a comprar una vivienda que cada vez iba a valer más y él cada vez a hacerse más, rico no importando el altísimo endeudamiento que estaba asumiendo.
Si tenemos un tejido industrial cada vez más obsoleto, escasamente productivo y con una competencia que lo bloquea en el exterior.
Lo más probable es que, ante las turbulencias económicas aparecidas que abocan a los Estados hacia una recesión generalizada o más bien una depresión que puede provocar una crisis social de incalculables consecuencias, “pillen” a nuestra Nación en una posición más desfavorable que el resto de países y de donde nos cueste mas tiempo salir, debido a que:
Con la negación reiterada de la degradación de la situación económica no se han estructurado las medidas para paliarla, tomándolas luego precipitadamente y tarde.
La falta de actividad económica, ha mermado notablemente la capacidad recaudatoria de todos los estamentos públicos y por ende poder disponer de los fondos necesarios para atender necesidades sociales y económicas debiendo recurrir a la emisión de Deuda Pública de la que tendrá que pagar un CDS (seguro de riesgo) más elevado debido al crecimiento del déficit público.
Referente a las Corporaciones Municipales que Dios nos pille confesados, sin la fuente de ingresos procedente del Impuesto sobre la construcción, preparémonos para el IBI que viene y el incremento de las tasas por prestación de servicios.
Las entidades de crédito han empezado a sufrir la escasa solvencia de las operaciones concedidos, traduciéndose en una elevada morosidad, tanto de particulares como de empresas, principalmente promotoras, con lo que las dotaciones mermaran considerablemente la cuenta de resultado. No obstante para paliar esta sangría, llegan a acuerdos con las inmobiliarias, aceptando viviendas en pago de deuda, volvemos otra vez a los años 90, la historia se repite, como también se repetirá la historia en la reclamación de la deuda morosa de los sufridos compradores de viviendas, a los que tras la adjudicación de la garantía en tercera subasta, continuaran reclamándoles deuda impagada, porque el importe de adjudicación es inferior al montante de la deuda. Moraleja manda un primo a la subasta para que haga subir la puja porque como se puede ver, hay distintas varas de medir para ofrecer soluciones.
Asimismo, como la captación de depósitos de pasivo dejó de ser prioritaria, olvidando el negocio tradicional de la banca y encuentran problemas de financiación exterior debido a la desconfianza en el mercado interbancario y a que nadie compra su deuda emitida, no disponen de tesorería para la concesión de préstamos y si lo tienen, ahora las operaciones las miran con la rigurosidad que antes no hicieron y no los conceden tampoco.
Las sociedades inmobiliarias, con una construcción de unas 800 mil viviendas al año hasta 2007, han empezado a notar la paralización del crédito, no hay compradores y con un riesgo muy superior a los 25 mil millones, no pueden hacer frente al pago de los préstamos, entrando en una morosidad superior a los 5 mil millones y como consecuencia, se está produciendo concursos de acreedores en cadena que dejan sin trabajo a miles de trabajadores, no así sus propietarios que aunque pierden su estatus en la revista FORBES, continúan con una vida “bastante” desahogada.
Las industrias que siempre han sido las hermanitas pobres de todo el tejido productivo, se encuentran que no obtienen financiación para su circulante que es como la sangre para el cuerpo humano y además la demanda cae notablemente con lo que la inflación se modera, pero acercándose peligrosamente hacia la deflación. En esta situación se producen los ERES, los despidos masivos y los cierres de las empresas.
Mientras tanto que sucede con los Juan Español, han visto como paulatinamente han subido los tipos de interés de sus préstamos, hasta sumar una cuota de amortización insoportable de asumir, ¿quién le había advertido que esto pudiera ocurrir?. Pero no paran aquí sus desgracias, desaparecen las horas extras, se quedan en el paro y los ingresos disminuyen notablemente, evidentemente dejan de atender las amortizaciones de su alto endeudamiento (hipotecario y personal). Las consecuencias son nefastas, ejecuciones de préstamos, subastas, pérdidas de esas viviendas que antaño los hacía cada vez más ricos y quebrantos por las cantidades entregadas, tanto a bancos como a promotoras, con las que llegado el momento de formalizar el contrato de compra no lo pueden hacer por no obtener financiación y se van a quedar con una buena parte de lo entregado a cuenta. Ahora es cuando llueve de verdad y les quitan el paraguas. Pero no solo se perjudica al cliente de activo, también al de pasivo al invertir en fondos SIV, SICAV. ,Fondos de Pensiones, etc. que ven como el valor de sus participaciones se esfuma, perdiendo ese complemento a la pensión de la que tanto se recomendaba, quizás los mas jóvenes vean resurgir de nuevo sus derechos consolidados pero ¿y los que la jubilación la tienen a la vuelta de la esquina?.
Ni que decir tiene que el consumo se retrae, no solo por quienes no pueden permitírselo sino también por aquellos que están viendo las barbas de su vecino afeitar y prefieren ahorrar antes que consumir, cuando en este momento para salvar la economía se requiere lo contrario.
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